La buena educación
sugiere primero presentarse. Mi nombre es John y soy ingeniero
electrónico, mi compañero de aventuras y de vida, al menos eso espero, es Jaime
también ingeniero, aunque para su dicha es civil. Ambos a mucho honor, de la
costa caribe colombiana.
La decisión final de irnos vino después de pasar
fin de año en el Parque Tayrona (destino en extremo recomendado si pasas una
temporada en Colombia). Si bien esta idea no era nueva, fue desencadenada el
día 15 de Noviembre cuando mi gran amiga
Pía emprendió vuelo hacia la tierra de OZ a reunirse con mi otra gran amiga Mar, que ya estaba allá hacía un año. En ese momento supe que ya era hora de materializar esa idea que hacía por lo menos 3 años estaba dando vueltas en mi cabeza.
Pía emprendió vuelo hacia la tierra de OZ a reunirse con mi otra gran amiga Mar, que ya estaba allá hacía un año. En ese momento supe que ya era hora de materializar esa idea que hacía por lo menos 3 años estaba dando vueltas en mi cabeza.
Pero ¿por qué irnos? Tenemos buenos empleos, estabilidad y
en la opinión del general las cosas en el país están mejorando sustancialmente.
Pues bueno, la respuesta es sencilla y a la vez compleja, porque sentimos un
llamado interno a VIVIR, ¿y es qué acaso
no se puede vivir en Colombia? Pues claro que sí, sin embargo llevamos nuestra
vida viviendo aquí, no hay mucho ya que nos sorprenda. Nos hemos acostumbrado
tanto a hacer las cosas de una única manera, que necesitas sorprenderte de cómo
las maneras B, C, D, …, ZZ también son igualmente válidas.
Siempre he pensado que el verdadero sentido de un viaje es
llevarte consigo una parte del sitio al
que vayas, sin embargo el común denominador es que la gente viaje con el
propósito de ampliar su anaquel de fotos tipo postal, con las imágenes de los
sitios que por defecto todo el mundo tiene que visitar. Si tienen duda de lo
que digo, pregúntenle a Facebook o Instagram.
El alma de un sitio la conoces permaneciendo ahí, observando al detalle, escuchando,
confabulando tus sentidos a capturar y sobre todo teniendo la mente bien
abierta.
Por experiencia sé, que las decisiones más trascendentales
de la vida deben tomarse con los ojos puestos en la meta final de todo ser
humano…LA FELICIDAD y hoy por hoy la
idea de emprender este viaje me hace vibrar el alma, por lo que sé que
aprenderé, por la gente que conoceré, por los sitios que veré y aún más, por
las mil cosas que descubriré y que me seguirán haciendo vibrar el alma.
De las demás cosas que hacen a Australia un destino
atractivo para los inmigrantes ya las deben conocer bien, así que mejor no los
aburro con eso.
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